Archivos para el mes de: agosto, 2014

David Meza, uno de los poetas jóvenes de México que más es leído en el extranjero, dice en su poema Canción primera: “Esta mañana he decidido escribir, no poesía, no tratados, no alfileres, no escritorios, no mi vida o una novela, sólo escribir”. Nacido en la ciudad de México durante algún día de algún mes de 1990, la postura de David respecto de los géneros literarios parece tratarse de un común generacional. La poesía, categoría altamente inflamable cuando es aplicada al trabajo de cierto grupo de escritores nacidos durante la década final del siglo pasado, es un producto de gran lujo. La poesía, es decir: la etiqueta de “poesía”, sigue siendo un tesoro que, cada tanto, ante la aparición de la cualquier propuesta en apariencia novedosa, alguien saldrá a defender vistiendo su mejor y más resistente armadura. En el pecho, áureo, impecable, el escudo de “Academia”. Casi siempre.

Esto no es poesía, muchachos, no se dejen engañar. No dejen que los pixeles que configuran las sandeces que leen sobre la pantalla hagan estallar sus neuronas como palomitas de maíz. La barrera del género, y cuando digo esto pienso en los géneros literarios según la clasificación que nos provee el mercado editorial, no es una barrera existente para los escritores que hacen de internet su órbita de lectores. Escritores de mi generación, pues, prosaicos (iba a escribir prozaicos, por “prozac” pero después me pareció un chiste malísimo) por elección o antipoéticos o antiliterarios por convicción. La necesidad de romper con todo, eso que llamamos “la tradición”, es inherente al hecho mismo de la escritura, me parece. No sé si es posible innovar en estos días (o si vale la pena intentarlo) pero creo que sí es posible cosechar un amplio espectro de lectores que consumen alternativas a la literatura en internet sin tener un doctorado en letras o una biblioteca inmensa detrás de los anteojos.

Leemos un poema que lleva incrustada una conversación en whatsapp o leemos un poema que es una conversación en whatsapp. Un poema que comienza con un hipervínculo que nos dirige a un video en YouTube que complemente la experiencia de lectura. No leemos un poema, sino que le ponemos “play” para verlo o escucharlo. La poesía que se haga en estos días se nutrirá de variados elementos que satisfagan al lector. Al lector que bien puede ser un lector-lector o alguien que sólo lee lo que aparece en su feed. Hay algo de poesía en todo esto, quizás, de vez en cuando. Se sigue llamando poesía, al menos. A pesar la descalificación, estos productos se siguen produciendo como “poesía”. La concepción de la obra no parece estar atada a un manual de instrucciones para ser considerado miembro o forastero del género, sino a una libertad de creación que trascienda los límites impuestos. Vuelvo a Meza: “He descubierto, que quizá, incluso, la poesía es”. La poesía se reconfigura, a veces, y se manifiesta de formas cada vez más amplias. Y así, poesía como se le siga llamando, es ya dueña de un territorio inabarcable. Por eso el ímpetu por delimitarla, quizás. Para que no se nos vaya de las manos. La última palabra es siempre del lector: el lector de poesía reconocerá una obra literaria de otra no literaria, según tenga conocimiento de ello.  Así como también hallará poesía, si es lo suficientemente perspicaz, donde le han dicho que no existe. Que no es. O tal vez nada de esto ocurra. La poesía nos seguirá abriendo los ojos, demostrando que las categorías le son ajenas, que el tiempo le hace los mandados. Que tanta confusión nos siga quitando el sueño. Que tanta incertidumbre sea el comienzo de la siguiente estación del ciclo donde la poesía es la única constante verdadera. Que más poetas se descubran a sí mismos bajo la sombra de las pantallas. Que se descubran poetas y no escriban más poesía, sino lo siguiente: aquello que tanto nos equivocamos al intentar nombrar.

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“DEPRESIÓN DECENTE Arte lingüístico de Augusto Sonrics”. Así, en una tipografía color azul, leo sobre la portada rosa fluorescente de un libro de 40 páginas construido físicamente con tan solo una impresora casera y hojas de distintos colores (para las tapas y la guarda). La costilla es un doblez sobre las páginas cosido con un hilito del mismo color que la tipografía de la portada. Lo veo un rato. Pienso en las tapas de algunos libritos de Ana Carrete (SADMESS por ejemplo) y, de inmediato, como si todo en mi alrededor se convirtiera en una pantalla gigante proyectando mi TL en twitter: hasthtag altlit. (Sigan a Augusto: @aaaaaaaaaaaaash, son trece ‘a’s, las conté varias veces). Este es el libro, el otro, que salió a la venta a la par que Valeria Luiselli. (Un saludo a Valeria Luiselli que creo que leyó mi reseña de Valeria Luiselli, o algo así vi en twitter). El más ambicioso; el que espera, por su propuesta, más del lector.

Abiertas las páginas, lo primero que leo es, a manera de epígrafe: “‘augusto sonrics es la mejor idea que he tenido’ —Augusto Sonrics”. Enseguida, en la página dos, comienza el prólogo (también firmado por el autor). De todos los libros que hemos leído, ¿cuáles recordamos por sus prólogos?. Este es el caso de DEPRESIÓN DECENTE, uno de los libros más extraños que he podido leer, con uno de los prólogos más interesantes que he decidido no saltarme. Desde que lo leí por primera vez en el PDF, supe que el prólogo era imposible de omitir. Leí, en un ejercicio de lectura exprés, primero el poema, o el poemario, es decir, todo excepto el prólogo. Después volví a leerlo todo de nuevo comenzando por el prólogo. Este último es el orden de lectura que yo recomendaría. La más complicada, pero la más interesante de las lecturas posibles, exige una previa lectura del prólogo en esta obra. A continuación ofrezco mi personal condensación de las 9 páginas que anteceden a los primeros versos de esa atrevida autoexploración del lenguaje que es el segundo/tercer libro de Augusto Sonrics (de quien apenas sabemos lo siguiente: “augusto sonrics (1992) vive en el distrito federal, méxico”.

 

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La literatura es, en relación con las otras artes, la que más se ha opuesto a la evolución, deformación, o reforma de sí misma. Existe un relativo estatismo en la literatura respecto de las otras disciplinas artísticas. Esto sucede, leemos, debido a la gran importancia que tiene el lenguaje en nuestras vidas humanas. No no es posible establecer contacto con el mundo por otra vía ajena a los estímulos que recibimos a partir de nuestros sentidos. Interpretamos esos estímulos mediante el lenguaje. Por eso es tan importante. Por eso la negativa a la destrucción, porque el mundo sería un caos. Pero es posible, sí, en otro plano del lenguaje: el plano estético. Los escritores y poetas lo han intentado (Las soledades de Góngora, Finnegans Wake de Joyce, la poesía de e.e. cummings), sin embargo las propuestas son mínimas. El lenguaje en su plano estético ha sido sacralizado, mitificado, tomado demasiado en serio por los “artistas del lenguaje” y la gente que los rodea. De la poesía se espera que sea hermosa, que revele e ilumine esencias universales, que aspire a ser perfecta. Todo esto limita el campo de acción del escritor. El escritor, como todo artista, debe ser libre de hacer lo que desee en virtud de satisfacer sus necesidades/inquietudes. El autor se refiere a DEPRESIÓN DECENTE como una obra de arte lingüístico, para así deshacerse del peso que implica la etiqueta de “poesía” o “literatura”. No recomienda la lectura de la obra bajo las usuales exigencias literarias.

 

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Este libro es una autoexploración del lenguaje. El lenguaje busca y encuentra tumores alrededor de su cuerpo. Son tumores malignos. (¿Poesía es igual a cáncer?). El tema principal del libro es el lenguaje, una exploración que busca cubrir todos los espectros de sus registros habitables. Ir más allá de las limitantes del “discurso poético”: “Aquí el lenguaje es el verdadero protagonista: busca reclamar su puesto como entidad abstracta cuyas manifestaciones son literalmente infinitas.”: El lenguaje, en términos cotidianos, sirve para referirnos a la realidad. Pero si el artista trabaja sobre otro plano del lenguaje, el plano artístico, ¿es necesaria esta referencialidad?. ¿Qué pasa si abstraemos al mundo, a la realidad, de la ecuación? Liberamos al lenguaje. Lo dejamos que vaya “nutriéndose de nuevas significaciones propias e imaginativas, hasta constituirse plenamente como un único discurso, a pesar de su fragmentada e irracional construcción”. El libro, espacio virtual dentro del cual no existe la noción de “realidad concreta”, permite al lenguaje y sus elementos constitutivos convivir unos con otros sin ningún tipo de obligación respecto del sentido. “El lenguaje no se encuentra atado a un tradicional funcionamiento lógico”. Quitadas las cadenas, el lenguaje se vuelve verdaderamente onmiabarcante en sí mismo.

 

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¿Quién es aquel que escribe “yo” cada vez que escribo “yo”? ¿Cada vez que digo “yo”, soy auténticamente yo el que lo dice? Antes de mí habla el lenguaje. Yo sólo lo habito. En DEPRESIÓN DECENTE nos hablan dos principales voces poéticas: yo (el lenguaje), y tú (la poesía, según la fórmula propuesta por Becquer: poesía = tú, la segunda persona). Un ejemplo, presente el algún lugar de la obra, citado por el propio autor en el prólogo: “recuerda que antes de ser mi esposa eres mi hija”. Esta es sólo una de las “múltiples lecturas” que el autor sugiere pueden ser extraídas del texto. Yo creo, una vez más, que es la más enriquecedora. Por que el lenguaje le habla a la poesía en un libro que firma alguien cuyo nombre, y su estado de whatsapp, es un binomio léxico carente de valor semántico. Porque el prólogo son las instrucciones para armar el juguete. Porque para echarlo a andar hay que tener cuidado, no dejarlo al alcance de los niños. Tanta diversión podría poner sus vidas en riesgo.

 

 

 

*página 39, DEPRESIÓN DECENTE Arte lingüístico de Augusto Sonrics, 2014.

 

 

(Este texto fue publicado originalmente en Fosa Común, la columna semanal que escribo para Milenio Hidalgo: http://www.milenio.com/firmas/martin_rangel/Valeria-Luiselli-permanente-peligrosa-abierto_18_348745183.html. Lo vuelvo a publicar acá debido a ciertos errores de formato en la versión allí publicada).

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Nota previa: lo siguiente es un experimento. El texto en itálicas son versos extraídos del libro Valeria Luiselli de Augusto Sonrics. El orden de estos no se respeta al pie de la letra. Lo demás, el texto que no está en itálicas, son notas mías a partir de páginas (u otras cosas) específicas del poemario. Esto no es una reseña.

 

Respirar y sentirse como un delincuente. Tragar pastillas para salvar vidas. No es posible ni la nota suicida. (Me veo en ese espejo). Tu mirada me devuelve un resumen del universo que destruye cualquier enciclopedia.

 

Página 20: poema “posición fetal como estilo de vida”. Oasis en medio de la vacuidad cotidiana. ¿Es la vacuidad cotidiana la característica primordial de la literatura alternativa? No lo sé, pero el poema me encanta.

 

Página 23: poema “algo está vibrando en mi interior y no es mi teléfono” -> me gusta el tratamiento hiperracionalizado de las sensaciones amorosas.

 

Página 25: escribí el poema encima de una hoja de papel y se lo puse a mi novia encima de la panza mientras ella dormía. No sé qué va a pasar cuando despierte. Me gusta que el poema mencione gatos. Me gustan los gatos.

 

Dame un tafil y prepárame un licuado, te lo pido sinceramente. Bajo la lluvia hay cosas lindas, pero nadie las ve porque estamos ocupados pensando en la posibilidad de ellas. No puedo poner mis brazos alrededor de tu cuerpo, pero eso no significa que en un universo paralelo no estemos haciendo el amor.

 

Página 28: escribí un poema, (http://martinrangel.tumblr.com/post/93870794308/en-un-universo-paralelo-estamos-haciendo-el-amor) con los anteriores versos a manera de epígrafe, un día después de terminar con mi novia. (El poema es sobre mi novia). (Después de eso regresamos). (No creo que el poema tenga que ver algo con eso).

 

No me creo capaz de decir sin tendré un hijo o no, pero imagínate que el cabrón decidiera estudiar literatura. LOL. En el interior mi existencia no importa. En el exterior mi existencia no importa. La arbitrariedad destruyó todo lo que de niño quería ser de grande.

 

Página 30: gran título: “optativa: elaboración de entradas de wikipedia sobre teoría literaria”. Si eso fuera posible ya habría regresado a la universidad.

 

Quiero apagarme como una luz de color en un árbol de navidad. Construiré una estación de metro exclusiva en la que todos puedan suicidarse sin remordimiento alguno -> secundo la moción. Mi cabeza falla como un televisor noventero.

 

Bésame mientras estamos rodeados de 400 corazones de venados. Mi vida (poesía) es una permanente y peligrosa cirugía a corazón abierto.

 

ESTOY MUERTO COMO CUALQUIER CLASE DE VANGUARDIA EN EL SIGLO XXI

 

La existencia es vergonzosa. Ahora quisiera estar tranquilo en mi casa, arropado bajo un millón de sábanas, escribiendo esto en mi Macbook.

 

Página 37: aquí se condensa la esencia temática del libro. Ella, Valeria Luiselli (que no es Valeria Luiselli, sino una chica que de algún modo se asemeja a ella) es la causa de todo este embrollo. Él, Augusto o la voz lírica, está enamorado de ella. Ella tiene novio. El novio es amigo de Augusto, me parece.

 

En frente de tu novio te doy un abrazo fuerte, profundo y cosmogónico, y por unos breves momentos tiernos siento como si yo fuera tu novio y él sólo fuera el inconveniente.

 

¿Qué dirían las ciencias cognitivas si me vieran así?

 

Nuestros suspiros como música experimental a media noche. Te presentaré ante mis amigos imaginarios como la reina de los sonetos galácticos.

 

Página 44: aquí no importa si lo que se escribe es alt poesía o poesía-poesía. Aquí sucede el caos. Este poema es una cirugía, peligrosa y permanente, a corazón abierto. Reproduzco:

 

Te desnudé en mi cama e hicimos el amor en la madrugada. Dijiste que nos veríamos pronto. Una vez hablamos hablamos sobre cómo sería nuestra vida juntos cuando dejaras a tu novio. Una memorable noche me dijiste que ya no podías seguir con todo esto. Arruinaste para siempre muchas de mis canciones favoritas.

 

Página 46: bajo circunstancias similares a aquellas que comenté al respecto del poema de la página 44, reproduzco:

 

Consumiré sustancias que probablemente no planeaba consumir. Vomitaré sentimientos reprimidos en un inodoro ajeno. Imaginaré que las personas a mi alrededor son otras personas. Pensaré en leerte este poema mientras lo escribo. Alimentaré mis penas con pesados efectos secundarios para que al ahogarlas en alcohol estas no regresen a la superficie. Bajaré del taxi sin pagar. Gritaré y correré en dirección desconocida mientras grito, teniendo alucinaciones insignificantes: ustedes dos, tomados de la mano, besándose.

 

Nota final: el libro puede conseguirse en http://aymiyaquesita.tumblr.com/. Corran, que el tiraje se limita a 30 ejemplares.